En el Centro Cultural, el próximo domingo 10 de marzo a las 17:00 h, el Teatro de la Red de Teatros de la Comunidad de Madrid presenta un evento único y fascinante: «Retahilando». Este espectáculo, con una entrada simbólica de 3 €, promete sumergir al público en un tejido de historias cautivadoras.
Un homenaje al arte de tejer el tiempo
Bajo la dirección de hábiles artistas, el hilo argumental de «Retahilando» utiliza el teatro como lente simbólica para explorar el tiempo, la memoria y la diversión. La música en vivo, a cargo de Iovis Fernández, crea espacios sonoros que acunan y emocionan, mientras la narrativa se desenvuelve como una madeja que se desenreda ante los espectadores.
Un espectáculo vital y lúdico
El término «Retahilando» encuentra su inspiración en el acto de unir, coser y tejer. Este evento vital y lleno de juego fusiona la tradición oral y el folclore sin pretensiones académicas. La música, con ritmos mediterráneos, añade frescura a las historias que forman parte de la memoria colectiva, creando una conexión generacional única.
El teatro como caja de costura
La escenografía, reminiscente de una caja de costura, envuelve el escenario en tejidos, lanas, botones y dedales. Creada por la artista María Riera, incluye elementos que evocan tiempos antiguos, como una rueca o un bordador. Cada objeto, aunque onírico, cobra vida en este sueño teatral, representando la importancia del hilo como símbolo universal de la vida.
Filosofía del espectáculo: coser y cantar
El texto de «Retahilando» es una gran «retahíla» de palabras relacionadas con el acto de unir y comunicar. La narrativa comienza con una sombra chinesca de un ovillo que simboliza la vida, desencadenando una serie de relatos, retahílas, cuentos y poesías. La participación del público rompe la cuarta pared, convirtiendo a todos en un equipo que celebra la comunicación a través del arte.
Magia sin trucos, solo con un hilo
«Retahilando» no depende de trucos de prestidigitación, sino de la magia que surge al tirar del hilo de las palabras y la música. El público, convertido en cómplice, sale del teatro con la mente encendida de recuerdos y las ganas de compartir más historias y retahílas con las nuevas generaciones. Un espectáculo lleno de magia, donde el hilo del tiempo conecta a todos en una experiencia fascinante.